Toques de espada en el hombro

«La mejor escuela: los futbolines. La mejor universidad: el bar». Si bien todos hemos escuchado esta especie de aforismo y hemos sonreído por su simpleza, somos conscientes de que no todo lo que necesitamos en la vida se nos dará en las aulas y los libros; que algo, con cierto peso, lo recogeremos de la calle y cerca de la barra, entre copas. Y desde luego, acompañados de otros «buscadores» de la verdad. Entregándonos, relajándonos entre iguales.

Con esta colección de relatos cortos, que pretendía «colar» como una relación de escuchas entre colegas del bar, intento aproximarme a las profundidades de la vida de los niños y los adolescentes en su interacción con el mundo adulto, con sus sufrimientos e ilusiones, dolores y esperanzas.

En otras historias —pocas— son los propios mayores los que narran sus vidas, pero siempre con su mirada puesta en el retrovisor, hacia esa etapa única y decisiva de la infancia y la primera juventud.

Aun aceptando que casi ninguna de las historias las recogí en el bar, espero que sean motivo para comentarlas mientras tomamos otro Ribera del Duero.