La niña que hay en mi

No sabría decir muy bien cuándo comenzó mi amor por las palabras. Creo que desde el mismo momento en que aprendí a leer y escribir.

Toda mi vida he escuchado una voz interior que me decía que tenía que escribir. Tras la muerte de mi madre las palabras volvieron a mí y casi siempre me llevan a ella.

Si me preguntasen para qué escribo, diría que lo hago para llenar vacíos y vaciar temores.

A veces, busco palabras que no encuentro y otras, son ellas las que me encuentran a mí.

Mi inspiración nace de la vida misma, porque la vida es pura poesía.