La soledad tan sola

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Manuel García Estadella

Siempre ha tenido la poesía muy adentro, pese a que su trabajo profesional siempre estuvo ligado a los números. En realidad los presupuestos para proyectos de instalaciones de mamparas de oficina, ocuparon más de treinta años en su vida, pero seguramente la poesía aleteaba entre los papeles y los cálculos de distribución de los planos que pasaron por sus manos.

Uno de los primeros poemas que escribió se lo dedicó en 1992 a su sobrino, Ismael, que murió trágicamente aquel año. Después, en 2018 le dedicó un libro de poemas, ISMAEL.

Vive en Asturias de forma definitiva desde abril de 2018, en la casa donde nació su padre, en San Martín de Luiña.

Escribir poesía es algo que e llena y le da sentido a su vida.

Asturias y su padre siempre están en su memoria. Aunque también escribe de otros muchos temas, como se ve en este último libro, La soledad tan sola.

En LA SOLEDAD TAN SOLA, Manuel pretende hacer un recorrido amplio por temas muy diversos, el otoño, el amor en general, a su padre y a Asturias.

Habla de  las amanecidas y a los atardeceres de Asturias, a sus sentimientos en general, desde la oscuridad del invierno a la tristeza del otoño, pasando por los naufragios de la pena y del amor.

El valle y el orbayo, el lento atardecer de muchas soledades, la niebla en la noche callada, el adiós a la tierra en una despedida, la muerte y la vida envueltos en una almagama de sentimientos contradictorios, los amores y desamores de una existencia a veces sin futuro, la pena  sobre pena entre la lluvia y los paisajes rotos.

A veces, hace una pequeña introspección con la muerte y la vida, con las olas del mar y las mareas, con la niebla y la noche, con la extraña soledad que, muchas veces, le aprisiona en sus momentos de duda y desconsuelo.

Todas estas cosas llenan este libro de poemas.

Agotado

Descripción

En LA SOLEDAD TAN SOLA, Manuel pretende hacer un recorrido amplio por temas muy diversos, el otoño, el amor en general, a su padre y a Asturias.

Habla de  las amanecidas y a los atardeceres de Asturias, a sus sentimientos en general, desde la oscuridad del invierno a la tristeza del otoño, pasando por los naufragios de la pena y del amor.

El valle y el orbayo, el lento atardecer de muchas soledades, la niebla en la noche callada, el adiós a la tierra en una despedida, la muerte y la vida envueltos en una almagama de sentimientos contradictorios, los amores y desamores de una existencia a veces sin futuro, la pena  sobre pena entre la lluvia y los paisajes rotos.

A veces, hace una pequeña introspección con la muerte y la vida, con las olas del mar y las mareas, con la niebla y la noche, con la extraña soledad que, muchas veces, le aprisiona en sus momentos de duda y desconsuelo.

Todas estas cosas llenan este libro de poemas.

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