Diane Keaton: volcada en ayudar a su hermano demente

Diane Keaton una soltera volcada en ayudar a su hermano demente

Diane Keaton, de setenta y cinco, años gozó en el decenio de los 70 de una popularidad internacional, compartida con Woody Allen, que fue uno de los tres hombres de su vida y la dirigió en unas cuantas películas. Pero ni sus posteriores idilios con Al Pacino y Warren Beatty acabaron con su celibato. La han llamado de todo, como ser «más ermitaña que Greta Garbo«, que ya es decir. Le cuadra menos ofensa la leyenda de ser «una solterona de oro». A su edad, ya ha descartado casarse. Viene dedicándose en los últimos cinco años, preferentemente, a visitar todos los domingos a su hermano Randy, cuatro años menor que ella, internado en un hospital psiquiátrico donde lo atienden por padecer demencia y párkinson. Cuanto le ha pasado a Diane Keaton lo ha plasmado en un libro amargo y sincero, en el que se desnuda mentalmente. Se titula Hermano y hermana, que aparece en España uno de estos días. 

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Nada se conocía acerca de su hermano. De Diane Keaton siempre se contaban páginas dedicadas en las revistas a rememorar sus éxitos cinematográficos. Woody Allen fue determinante en su vida. La primera vez que se vieron fue durante el proceso de selección de la protagonista de su comedia teatral Play It Again, que luego se llevaría al cine.

A Woody le encantó la espontaneidad de Diane, contratándola a poco de ensayar con ella unas frases. Cenaron y compartieron experiencias con buen humor. Al cabo de unos meses Diane y Woody se fueron a vivir juntos al piso de éste. Y aunque se pelearon más de una vez, fingiendo que terminaban su romance, lo cierto es que estaban «colgados» el uno por la otra, y viceversa. Fueron rodando juntos películas inolvidables, unas dirigidas solamente por él y otras en las que Woody también interpretaba el papel protagonista.

Títulos como El dormilón, de 1973 y La última noche de Boris Grushenko, de 1975 fueron los títulos primeros de su trabajo mutuo. Luego vendría Annie Hall, que es probablemente la película que más se recuerda de ambos. En ella, el genial cómico había escrito un guión en buena parte autobiográfico. El personaje de Diane daba título a la película. No aparecía como Annie, pero sí con el apellido Hall, que curiosamente es el verdadero de ella. Ni qué decir que fue una sorpresa para la actriz cuando tuvo entre sus manos el guión. Su apellido artístico, Keaton, lo tomó de su madre cuando era soltera.

Annie Hall constituyó un éxito para la pareja. A Diane le otorgaron el Óscar de interpretación. Woody Allen, aparte de considerarla su amante, no escondía su entusiasmo al rodar con ella, y la trataba como su musa. Así es que contó con el talento de su musa en Manhattan, Sueños de un seductor… Tenía justa fama de excéntrica, vestía con modelos que llamaban la atención y no dejaba de sorprender al público con su poderoso atractivo, hasta convertirse en un «sex-symbol» tras aparecer en otro recordado filme: Buscando al señor Goodbar. Le gustó siempre cantar, aunque no fuera esa faceta la que contribuyó a su éxito.

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No creemos que Diane y Woody tuvieran pensamientos de casarse. Se conformaban con rodar películas juntos, sostener charlas y discusiones frecuentes y, por supuesto, practicar sexo. Hasta que un día rompieron su condición de amantes, a pesar de que continuaran siendo buenos amigos. Ella lo ha defendido siempre sobre todo en los últimos años cuando Woody hubo de enfrentarse a las acusaciones de abuso sexual con una de sus hijas adoptadas con Mía Farrow.

La popularidad de Diane Keaton creció después de intervenir en la secuela de El Padrino. Ella era allí Kay Adams, la novia de Michael Corleone, el mafioso que personificó Al Pacino. Sabido en Hollywood que éste nunca se comprometía con ninguna de las muchas mujeres que conquistaba.

Y Diane cayó pronto entre sus brazos, encandilada por el galán de la incisiva mirada. Llegó un momento en el que la actriz llegó a sugerirle que por qué no unían sus vidas teniendo en cuenta lo mucho que se querían. Al Pacino le dio largas y ya no se vieron más. Él reconoció años más tarde que perdió una oportunidad pues ciertamente la amaba. Reflexión tardía de un seductor incapaz de llevar anillo de casado.

 

Una vida de película

Diane Keaton una soltera volcada en ayudar a su hermano demente
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Algo parecido le ocurrió también a Diane Keaton cuando rodó Reds (Rojos). El protagonista y productor era Warren Beatty, famoso asimismo por acostarse con las mayores bellezas del cine. Diane no se le resistió. Pero acabada la película, cuyo rodaje atravesó por muchos problemas, alargándose más de lo presupuestado, Warren se buscó otro plan dejando a Diane con dos palmos de narices.

Esos tres nombres (Woody Allen, Al Pacino y Warren Beatty) fueron los grandes amores de Diane Keaton. Y ya no se conocieron otros que salieran con ella. Adoptó después Diane una suerte de soledad y aunque mantuvo sus amistades de siempre en el universo cinematográfico de Los Ángeles, ya no quiso perder más tiempo con ningún hombre. Desde entonces, a menudo interrogada por los reporteros acerca de su soltería, siempre mantuvo una idéntica respuesta: «Estoy bien así y no veo la razón por la que se me critique al no haberme casado».

Como el cine entró en crisis Diane Keaton tuvo que aceptar series televisivas para ir viviendo. Y además dirigió un documental y varios vídeos de cantantes. Y algo poco usual en una estrella de cine de su categoría: se convirtió en corredora de fincas, en agente inmobiliaria. Compraba chalés, los reformaba, poniéndolos en venta. Madonna, por ejemplo, le adquirió una lujosa y cara mansión.

Y al margen del cine, la televisión y sus negocios, Diane Keaton se interesó por uno de sus tres hermanos, el varón que le seguía en la escala familiar (tiene también dos hermanas), al que hacía tiempo apenas veía. Se trata de Randy Hall, que ha llevado una vida nada recomendable, culpa de las drogas, el alcohol concretamente. Su mujer lo dejó y él, de tumbo en tumbo acabó en un psiquiátrico, con el hígado hecho polvo, víctima delAlzhéimer y con una demencia que arrastra desde 2011.

En su ya mentado libro Hermano y hermana relata cómo semanalmente va al hospital donde está ingresado Randy, preocupada por su salud y lamentando no haberle dedicado más tiempo cuando sólo le interesaba su profesión de actriz.

No ha perdido Diane Keaton todo su atractivo de ayer. Y aunque las arrugas se hayan asomado a su bello rostro hace ya de esto cierto tiempo, ella acepta con naturalidad el paso de los años, se opone a cualquier operación de cirugía estética, defendiendo su derecho a vivir de manera natural y de acuerdo con su edad. Sin complejos y desdeñando cuantos planes de rejuvenecimiento le ofrezcan a través de las revistas femeninas y los anuncios de televisión.

– Seguir leyendo: https://www.libertaddigital.com/chic/corazon/2021-11-27/diane-keaton-una-soltera-volcada-en-ayudar-a-su-hermano-demente-6841301/

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