A la vera del camino nos sumerge en la profundidad del valle. Con sus versos surgen recuerdos de vida y de muerte, de tradición, de ritos, de antiguos cánticos con sabor a sidra. El sonido de la gaita, las sonrisas de la romería, las miles de memorias grabadas en piedra y tierra. Nace ante nosotros el testimonio de la Asturias más profunda, esa Asturias verde de las leyendas donde los montes charlan.
En A la vera del camino la primavera amanece, el rocío se consume por la fuerza de un sol de verano, el viento de otoño agita los castaños, el invierno se resiste con dientes de hielo… Y las puertas de la memoria, esas, están todavía abiertas.