«El cielo es surcado por varias aves con un hermoso brillo metálico. De sus relucientes alas, son lanzadas flechas con colas envueltas en llamas, las cuales vuelan hasta impactarse en los gigantes de cristal llenándolos de muerte.»

Esta es la interpretación de Gabriel, un joven que, a su corta edad rodeado de cenizas y gritos desgarradores, observa desde la cima de una colina como la ciudad de Fenicia es totalmente destruida.