En Te miro; duermes…el reloj se quedó en el desamor, en la pérdida insaciable del tiempo que, en el mejor de los casos, no se sabe si se llegó a tener realmente. En la obra hay siempre, casi invariablemente, una melancolía de lo que pudo llegar a ser, pero se quedó por el camino de la inseguridad, del miedo al equívoco. Del modo, al fin, en que la vida nos va llevando a casi todos. El lector se verá reflejado en muchos de los poemas porque sin duda, la felicidad, son solo momentos…
