Selma Blair en ICON El País

Selma Blair en ICON El País. EL PAÍS publicó el pasado jueves un completo artículo sobre sus memorias publicadas en Ediciones Camelot, su experiencia en Dancing With The Stars y su vida profesional.

Selma Blair en ICON El País
Selma Blair en ICON El País

 

«“Bebé malo” es una exploración fascinante del poder de la profecía, de las etiquetas y de la determinación de una mujer por desafiarlas a todas ellas. Blair es rebelde, artista y, tal y como se desprende de este libro, escritora».

—Glennon Doyle, autora de Indomable, superventas número 1 del New York Times y fundadora de Together Rising.

Bebé malo de Selma Blair

Selma Blair en ICON El País

Selma Blair ha interpretado muchos papeles arquetípicos. Ingenua en Crueles intenciones. Pija, fría y carente de emociones en Una rubia muy legal. Pirómana en Hellboy. Musa para Karl Lagerfeld. Imagen de Chanel. Modelo de portadas. Referente para la comunidad de pacientes de esclerosis múltiple. Pero antes de todo aquello, Selma era más conocida por ser otra cosa: un bebé malo, con un humor de perros. En unas memorias tan desternillantes como desgarradoras, Selma Blair nos cuenta la fascinante historia de cómo creció y cómo encontró su verdad.

La primera historia que escuchó Selma Blair Beitner sobre sí misma es que de bebé era mala como ninguna. Con la boca arrugada en un gruñido perpetuo y una cabeza con tanto pelo que tenían que frotársela para dejarle sitio a su frente, Selma pasó años viviendo a la altura de su terrible reputación: mordía a sus hermanas, mentía espontáneamente, se emborrachó con el vino de la Pascua Judía a los siete años y mantuvo una conducta teatral para ser el centro de atención.

Carrera en el cine

Aunque Selma pasó a ser una actriz y modelo celebrada en Hollywood, la verdad es que no logró deshacerse del todo de los periodos de oscuridad que se apoderaban de ella, ni de la certeza de que en el corazón de su vida se hallaba un gran misterio. A menudo sentía que le ardían los brazos, una sensación no muy distinta a las descargas eléctricas, y en secreto, bebía para escapar.

A lo largo de estas memorias preciosas —y en ocasiones demoledoras—, Selma nos descubre su adicción al alcohol, la devoción que siente hacia su madre brillante y complicada y los momentos en los que flirteó con la muerte. En sus páginas encontraremos violencia cruel, amor apasionado, amistad verdadera, el regalo de la maternidad y, finalmente, la sorprendente salvación de un diagnóstico de esclerosis múltiple. Con una voz portentosa en cuanto a originalidad, vehemente en inteligencia y llena de una sabiduría ganada a pulso, Bebé malo de Selma Blair son unas memorias profundamente humanas y un verdadero logro literario.

Traducción de Rubén R. Cubiella

 

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